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VISITAR SALZBURGO : INFORMACI?
N PEQUEÑA
GUIA
Salzburgo,
a orillas del río Salzach, justo en la zona baja
del monte Untersberg es considerada una de las ciudades
más bonitas de toda Europa, está protegida desde 1997 por
la UNESCO, que la considera Patrimonio
de la Humanidad. El nombre de esta ciudad
significa "Ciudad de la Sal" (por las minas que había en
la zona y que tantos beneficios daban a la ciudad), esto
da nombre a la región, que tiene una fuerte tradición cultural
con muchos años de historia.
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Uno de sus exponentes más famosos ha sido Wolfgang Amadeus Mozart, que
llevo a su punto más alto la tradición musical.
Salzburgo
es la pequeña capital de la música
ya que fue donde Mozart nació en 1756, también debe este título
a que tiene el Festival más importante del mundo. Es también
la capital del rococó artificial, la exageración,
donde los engaños típicos del barroco se transforman en abstracciones,
fantasías, y todos estos detalles decoran los edificios. En Salzburgo
todavía se cultiva esta tradición musical, principalmente en la
Università Mozarteum y también en el Festival,
es muy conocido y desde 1920 atrae cada año miles de amantes del
arte y la cultura de todo el mundo. El fundador del Festival
de Salzburgo, Max Reinhardt, decía que
era el teatro más grande desde el año 900 hasta sus tiempos, y que
"La ciudad entera era un escenario".
Al tesón organizativo
de Reinhardt se debe la realización de un proyecto que intenta cumplir
sueños y esperanzas a pesar de todas las decepciones y dificultades
de todo tipo que ha sufrido durante los últimos treinta años, acompañando
al drama sufrido por la comunidad austriaca durante la crisis te
la decadencia.
Max
Reinhardt hizo una gran obra artística y científica, a la par que
el Imperio de los Habsburgo caía y se hacía real el temor de perder
su identidad bajo las ruinas todavía humeantes de la Primera Guerra
Mundial. Salzburgo salió entonces sin muchos daños de la guerra,
salvo los horrores propios de la misma, la belleza de la arquitectura
barroca, el drama natural de sus calles, de sus plazas, y el entorno
idílico además de la fuerte tradición que tenía, le predispone a
acabar convirtiéndose en el nuevo Weimar, símbolo de la reconciliación
de Europa en la posguerra, un lugar privilegiado donde la idea de
Maria Teresa de Austria de un idealismo
austriaco multiétnico y tolerante podría llegar a formarse. Reinhardt
quería hacer del Festival una verdadera fiesta, no solo una serie
de actuaciones, para atraer a todas las clases sociales y a todas
las culturas: no hay un teatro diferenciado para la burguesía, sino
para uso de un público diverso, tal y como dictaba la tradición
en el Imperio Austro-Bávaro de la Edad Media en Salzburgo. Junto
a los clásicos de Shakespeare, Schiller, Goethe... también tuvo
que dar paso al misterio, a las representaciones religiosas y a
la Navidad, y a las historias con moraleja de origen popular. Mozart,
debido a su alma austriaca y cosmopolita, era el principal representante
espiritual de la fiesta, y dejaba su marca inconfundible. Reinhardt,
con familia judía, tuvo que salir de Salzburgo y abandonar el castillo
que había comprado, así como el Festival y Austria, tras el anuncio
de Hitler en 1935 para buscar refugio en los Estados Unidos, donde
falleció ocho años más tarde, en 1943. No obstante su legado quedó.
El
escenario de la ciudad está siempre ahí. Al entrar andando en Salzburgo,
posiblemente por uno de los puentes de Salzach, la pequeña capital
del rococó y la música presenta una escena teatral, un paisaje florido
con un bastión al frente. Está dominada por una enorme fortaleza,
una vista degradada de colores amarillo y gris, de palacios y villas,
con las cúpulas verdes de las iglesias italianas y las cúpulas de
las campanas de Rusia. A medida que te acercas, paso a paso, el
escenario se descompone poco a poco como si de una máquina del siglo
XVII que pasa de estar en silencio a estar en marcha se tratase.
Estamos en medio de un gran diseño impresionante, construido en
medio de los bosques y prados, con una lona de fondo mostrando las
montañas. No hay periferia allí, algunos barrios residenciales modernos
se ocultan entre las zonas verdes y las casas de construcción reciente
son más bajas que los árboles, dadas las rigurosas reglas de edificación.El
panorama de la ciudad consiste solo en casas aisladas del siglo
XVIII, palacios, castillos, monasterios, como si hubieran colocado
entre el río y los bosques una arquitectura perfecta. El centro
cultural, "uno de los más bellos del mundo", según el viajero
Alexander von Humboldt, es muy pequeño: tiene
aproximadamente un kilometro de largo y medio de ancho, y la
densidad de edificios y obras
artísticos podría ser de las
más altas de Europa.
A
veces toda una ciudad nace por un sentimiento. El fundador de Salzburgo
fue el Príncipe Wolf Dietrich von
Ratenau, que descencía de la familias italianas Medici
y Borromeo, y vivió desde 1559 hasta 1617, reinando desde
el 1587 hasta el 1612, gozando de un poder de absoluto soberano,
pero acabando sus días en prisión. La amante del Obispo, Salome
Alt, contribuyó mucho a sus gustos, incluso en lo que a arquitectura
se refiere, y por lo tanto, paradójicamente, contribuyó también
a la creación del Salzburgo de Mozart, tal vez inspirando de forma
significativa en la creación del genio. Está claro que esta mujer
influyó en lo que es ahora mismo Salzburgo, ese Patrimonio de la
Humanidad, y a pesar de haber estado siempre atado a ella y tener
16 hijos juntos, la hizo retirarse del arte. También se construyó
para ella el Palacio de Mirabel, a un lado
del río Salzach, con un jardín a la italiana diseñado por Fischer
von Erlach, un maestro del barroco austriaco. El amor
cambia las características del paisaje.
Cuando
Wolf Dietrich, de solamente 28 años, se convirtió en Príncipe-obispo,
Salzburgo era aún una ciudad medieval con estilo gótico y calles
muy estrechas. El Principe-Obispo había estudiado en la Roma de
los Papas y se había formado con los sueños humanísticos, leyendo
a Maquiavelo, habría llamado al aquitecto
Vincenzo Scamozzi,
que decía "la arquitectura es una ciencia". Cierto, no existía la
burocracia actual, justa y sacrosanta hasta cierto punto. Ahora
el problema urbanístico podía abordarse con gran decisión, Wolf
Dietrich compró 55 casas y las hizo demoler, para dejar paso a las
plazas con estilo italiano. El resultado queda representado en la
L formada por la vía que comunicaba la Plaza Mozart (Mozartplatz)
y la Plaza Residenz (Residenzplatz). En el centro
de la pavimentada plaza de Mozart, un monumento en honor al mismo
compositor, y en el centro de la plaza Residenz, una fuente de estilo
barroco.
En
la casa natal de Mozart (Mozart Geburtshaus), a la
que se llega dejando a la derecha la Plaza Residenz, llegando a
la Alter Markt, plaza en oblicua en la que se celebra
el mercado viejo, en cuya esquina se encuentra el Café
Tomaselli, considerado el más elegante de todo Salzburgo. Este
restaurante fue fundado en 1705 y es el más antiguo de la ciudad.
Dejando de lado la fachada de la cafetería, que parecería una farmacia
con los ingredientes y los muebles del siglo XVIII. Al lado de la
cafetería, entre dos edificios, un techo muy inclinado cubre una
pequeña ventana, esta es la casa más pequeña de todo Salzburgo,
y tal vez de toda Europa. La casa de Mozart está en el tercer piso
de un edificio amarillo, tiene los balcones llenos de flores y se
muestra a cualquiera que vaya por la calle Getreidegasse,
a rebosar de símbolos de todo tipo. Los dos primeros pisos corresponden
a una sala de exposiciones temporales basados en Mozart. Lo único
que se mantuvo como era
realmente
de toda la casa fue la cocina, con un armario con una olla negra.
Otros lugares dedicados a Mozart son: El Mozart vohnhaus
Mozart Geburtshaus, el edificio en el que residía
Mozart (Salzburgo) y el Mozarteum, con la casa de la Flauta
Mágica. Los que en su época eran establos ahora se han convertido
en la sede del Festival de Salzburgo, casi a la salida del casco
viejo, con un salón de ópera en una zona excavada en la roca. Un
poco más allá hay dos iglesias, conectadas por patios y galerías,
la iglesia de los Franciscanos, que
ofrece un ejemplo de coro gótico, raro en Austria, con esbeltas
columnas y galerías por arriba (la luz blanca está controlada por
el maestro Hans von Burghausen); más allá está
la Abadía de San Pedro, de origen románico
pero con un interior renovado con estilo rococó, con un contraste
apasionante entre lo simple que era la vieja estructura y la frivolidad
del interior barroco.
El
Hohensalzburg es el castillo fortaleza de los obispos, colocado
sobre un saliente de roca que domina el centro (puede verse por
teleférico). Allí murió preso Wolf Dietrich, encarcelado por su
sobrino Markus Sitticus. Las primeras murallas de
la fortaleza datan del 1077. En los siglos siguientes se construyeron
varias partes del castillo actual: las torres, murallas, el pueblo
medieval, un órgano de ruedas, de Toro de Salzburgo,
hecho en 1502, y que se accionaba a mano.
Como
Wolf Dietrich le donó a su amada el castillo de la
orilla derecha del río Salzach, el llamado Palacio de Mirabel,
Markus Sitticus hizo construir para su mujer un castillo
a 5 kilómetros de Salzburgo, el Castillo de Hellbrunn.
Este último es el segundo lugar más visitado de Austria después
del Palacio de Schönbrunn y del Museo
Kunsth (Viena). La fama se la debe principalmente a la distribución
del agua en sus patios. Si no quieres bañarte debes ser muy hábil,
a los guías de Hellbrunn les encanta divertirse a costa de los visitantes.
Las salpicaduras o lluvias repentinas desde una roca o el cuerno
de un ciervo que decora un portal son habituales. El agua es también
la energía que mueve todos los juegos mecánicos, las cuevas mágicas
o incluso un teatro de 156 piezas que representa a los habitantes
de la ciudad medieval y está instalado en un pequeño carrusel.
Sobre
toda la música se han hecho también grandes eventos teatrales
en torno a la fama mundial del Festival. Un momento excepcionalmente
importante es la feria que se celebra cada año al aire libre en
medio de Jedermann, con la fachada de la Catedral
de Salzburgo como telón de fondo. Esta última está
situada junto a numerosos monumentos del casco antiguo (Altstadt),
en un encantador laberinto de estilo medieval, con casas y calles
estrechas. La zona de Neutor y Neugebaude, la considerada
zona más religiosa y relacionada con los príncipes (los príncipes-obispos
que gobernaron la ciudad), tiene un aspecto barroco, con grandes
palacios que dominan las grandes plazas. Muchos amantes de la música
van cada año a Salzburgo para ver el Festival Barock
Pfingsten (Pentecostés) o para el Festival de
Pascua, que fue creado por Herbert von Karajan,
un director de orquesta. Caminando por las calles de esta ciudad
las notas musicales florecen en todos los sitios, sobre todo las
del más famoso de los ciudadanos de ese lugar, el siempre joven
Mozart, que parece surgir en las casas y edificios, y en las horas
de los árboles de los jardines y parques.
Cada año tienen lugar en Salzburgo cerca de 4000 obras de teatro,
eventos y conciertos, que atraen casi a un millón de visitantes
a la ciudad. El cartel va desde los conciertos de orquestas hasta
los conciertos de rock, óperas, musicales y obras teatrales de literatura,
también de baile popular en las fiestas de la calle. No puedes perderte
los numerosos museos y galerías de arte que Salzburgo puede
ofrecer, incluyendo la Casa de la Naturaleza,
el Museo Carolino Augusto, el museo de renombre
internacional Rupertinum (que tiene muchas grandes obras
maestras que lo hacen ser de las colecciones de arte más importantes
del mundo), la galería de la Cámara y el
Salzburger Freilichtmuseum, un museo al aire libre único.
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